Voluntad y esfuerzo a falta de otros recursos

Como consecuencia del conocimiento confuso entre los apasionados de los instrumentos musicales, se ha ido creando un nutrido y variopinto grupo que vuelca su pasión en los mitos, en los misterios y en los secretos, creados en torno a este fascinante mundo de la lutheria.

En primer lugar están los más ingenuos, que con la misma fe y pasión de aquellos buscadores de tesoros escondidos, se lanzan a desentrañar los misterios del sonido, entre las maderas cuyas propiedades acústicas, según ellos, dieron gloria a los pocos iluminados que supieron utilizarlas y guardar su secreto en el pasado.

violin con su efe
Taller Luhería Chacon

En segundo lugar están los más peligrosos, porque alientan a los primeros para que no decaiga la confusión y continúe el desconocimiento técnico de la lutheria, como principal base de sus especulaciones, haciéndose pasar por expertos sin escrúpulos para sacarle el máximo partido a la situación.

Ante la falta de conocimiento objetivo, responsable de tantas historias absurdas en torno a la lutheria, que se han ido difundiendo, bien por intereses especulativos o pasionales coleccionistas y subjetivos artículos con poco rigor científico, hoy, se les está haciendo frente, con una información más objetiva, en la divulgación de nuestro trabajo y la evidente profesionalidad de nuestros jóvenes luthier.

Desde nuestras asociaciones, con esfuerzo y altruismo se han hecho exposiciones ilustrativas con trabajos antiguos y de actualidad, se dan conferencias y se colabora en las revistas especializadas, con artículos escritos por nuestros profesionales.

El resultado de los esfuerzos y el trabajo, en todo el largo proceso por conseguir una Escuela que pudiese dar una formación integral a nivel europeo, aún sin haberla conseguido, la lutheria en España tiene un nivel superior al de hace cuarenta años. Tenemos a estos jóvenes profesionales, algunos alumnos míos, que adquirieron sus principios en los varios intentos de hacer la Escuela, perfeccionándose más tarde en Cremona. Otros directamente en la misma Escuela de Cremona o en otras escuelas europeas del mismo prestigio.

Cuando tengo ocasión de ver los magníficos trabajos de estos jóvenes, me siento orgulloso, pensando con humildad, haber puesto mi granito de arena en este avance tan positivo de nuestra lutheria en España, y creo que mereció la pena el sacrificio del tiempo dedicado a la enseñanza, a pesar de estar lejos de la Escuela que un día soñé en Italia.