El desarrollo del aprendizaje de los alumnos es casi completamente práctico. Salvando los primeros días en el que se da cierta importancia al dibujo, el contacto con la madera y las herramientas se tiene desde el principio. Las bases teóricas de la profesión se adquieren paso a paso, de manera paulatina y paralelamente a la construcción del instrumento.
En un ambiente distendido, el alumno obtiene la supervisión de los maestros luthiers en la medida que lo van requiriendo. La conjunción de conocimiento y destreza en una aleación sinérgica propician el avance autónomo por parte de cada alumno, al cual se le exigirá cierto grado de compromiso con la actividad que ha emprendido.
El simple hecho de que las clases se desarrollan en un taller de luthería, compartiendo la actividad con verdaderos profesionales, mejoran la integracion del alumno con el entorno y se ven imbuídos en un mundo de madera, artesanía y tradición.
El respeto al legado de grandes artesanos de renombre que guiaron hasta nuestros dias esta herencia cultural, nos sirve de base para el desarrollo de nuevas ideas aplicadas a la docencia, donde estos valores siempre están presentes.